miércoles, 13 de febrero de 2008

Aliento de mi vecino

En estos tiempos preelectorales me surgen dudas y contradicciones que alteran mi "carma", me siento preocupada y obsesionada por hacer lo que debo según mis principios y valores. Parece sencillo, pero el ser humano alienado por las mentiras que nos rodean es débil y, a veces, hasta racional... y cuestiona. Bueno, como ya he dicho en varias ocasiones es un deber hacerse preguntas. De algunas encontramos la respuesta y nos alivia, de otras, las más importantes quizá, sea más difícil, pero no importa, mañana podemos seguir meditanto sobre ellas.

Mi reflexión se centra en la dicotomía de votar en quien siempre confié (dentro de la relativa desconfianza a todo lo que huele a palabras vacías y mentiras) o lanzarme a la revolución del "Ensayo sobre la Lucidez" y no votar, qué carajo, a ver si todos hacen lo mismo que yo y creamos un país de anarquismo filantrópico y hermandado.
Incluso incluiría una tercera opción que reconozco siempre rechacé, pero que esta vez llegué a plantearme por puro pánico que me entraba al pensar que el otro "zezeante", Rajoy, llegase a gobernarnos y representarnos. Sí, llegué plantearme hacer uso de la mentira del voto últil. Pero muy superficialmente, porque me imaginaba cogiendo la "papeleta trampa", depositándola en la urna y me invadía una sensación de abatimiento y derrota personal que me convencía de que no, que no podía hacerlo.
He de agradecer, entre otros, a Alberto San Juan, que me dió, sin saberlo él, claro está, el aliento ajeno que, a veces, necesitamos para seguir confiando en que no estamos solos en medio de un montón de gente.

Quiero transcribir una parte de la entrevista que he leído de él por si le abriga a alguien como ha hecho conmigo:

P. Dicen que las ideologías han muerto, ¿qué significa ser hoy una persona de izquierdas?

R. Para mí, ser de izquierdas es creer en la posibilidad de alcanzar la fraternidad universal sin necesidad de ninguna forma de control, imposición o represión estructural. Sólo creo en dichas actitudes cuando son tomadas libre y conscientemente por un individuo para aplicárselas él mismo. Es creer que no hay seres malos y seres buenos, sino situaciones malas y situaciones buenas. La desigualdad social, un mundo dividido en ricos y pobres, es una situación mala que, inevitablemente, genera malos comportamientos. Es creer en una sociedad donde lo humano sea prioritario y, por tanto, no existan clases sociales ni bandos enfrentados. Es creer en una sola humanidad de mil colores, en la vida como una celebración, con sus pérdidas y dolores.

P. Del Gobierno de Aznar dijiste: «Parece que sólo trabaja por la infelicidad de sus ciudadanos, toda su política se basa en la violencia: inmigración, guerra de Irak...». Finaliza ahora otra legislatura. ¿Para quién ha trabajado el Gobierno socialista?

R. El PSOE gobierna una sociedad construida sobre principios capitalistas, donde lo humano está sometido a la productividad y donde los beneficios no se reparten de una forma equitativa. El actual gobierno no es revolucionario, evidentemente, no pretende cambiar las bases de las actuales relaciones entre los hombres, pero tiene una sensibilidad social infinitamente mayor que el PP y, de alguna manera, probablemente participa de la utopía del humanismo. En cualquier caso, siempre he votado y seguiré votando a Izquierda Unida.

5 comentarios:

Autocoaching dijo...

Bicho Canasto,

Mi padre siempre afirmó que para tener opinión política es necesario haber votado. Así que te animao, por cansado y agotador que parezca, a que ejerzas tu derecho al voto para poder así seguir debatiendo en términos políticos.

Un abrazo,

Autocoaching

Anónimo dijo...

Mi madre una "activista de la conciencia", siempre nos alentó a votar, por los años en que no se podía y por los 30.000 que nunca pudieron hacerlo... Siempre votaré a los que escuchan al pueblo, a los que se cagan de hambre, votaré las causas sociales, no los gobiernos populistas que dan "pan y circo"...

Anónimo dijo...

Lo siento: yo creo que no votar es una opción tan válida como votar. Es más,creo que no votar después de una reflexión, es una decisión más acertada que entrar en la pantomima de la democracia.
Siempre digo que yo creía en la política hasta que me dí cuenta que la política no creía en mí y así ha ocurrido: en las elecciones de 2000 no voté y lo sigo haciendo hasta el día de hoy.
Pregunta: ¿qué es peor, alguien que no vota o alguien que vota izquierda (bueno, o algún partido con siglas de izquierda) y lleva una vida de derechas? Es decir los que votan socialista o izquierda unida (sobre todo se suele dar en los priemeros) y dan educación privada a sus hijos, pagan un plan de pensiones, tienen sanidad privada y sobre todo consumen a discreción (coche caro,ropa de marca, aparatos, etc).
Yo animo a no votar, ojalá hubiera un 51% de abstención a ver qué ocurría el lunes 10 de marzo.
A mí sinceramente me da lo mismo quién gobierne, sé que todos van a joderme. Si no creo en Dios, menos voy a creer en la política.

Anónimo dijo...

en democracia "se vive, se educa y se come..." era la gran Utopía post militar, pero es el poder quien gobierna, no los políticos, estos son meros instrumentos... Me gustaría tener referencias históricas sobre modelos Anárquicos, pero lamentablemente es solo dulce teoría, para soñar no hacen falta alas para volar, sino un buen tren de aterrizaje que ayude a tocar el suelo... Lindo tema de debate... saludos.

Gilda dijo...

No creo que sea necesario seguir votando para considerarse político. Como dicen por ahí "Otro mundo es posible". Y tambien otra política, otro sistema, otra democracia... Pero votaré una vez más, Sam.

Edu,te comprendo, la política dejó de creer los ciudadanos y mucho menos de representarlos. Ay, prefiero no hablar contigo antes del 9 de marzo porque volveré a tener el dilema y por esta vez, lo haré. La próxima ya veremos.
Eso sí, como gane Raroy perderé definitivamente la fe en la sociedad "currante" española.

Exactamente carpin, tu lo has dicho, es el poder quien gobierna y mucho me temo que no lo tienen los políticos.
Referencia anarquista. Marina Leda. Un paraíso perdido.
Besitos