martes, 20 de noviembre de 2007

De Baja

Hace ya una semana que estoy en una situación laboral que parece causar reacciones curiosas en la gente que me rodea: DE BAJA. Los más allegados, familia directa, se preocupan por mi espalda y la cosa queda ahí; pero los compañeros y amigos, al enterarse, no pueden reprimir comentarios tales como: “que bien vives”, “apúrala al máximo” ó “disfruta de tus vacaciones”. Así que no puedo evitar preguntarme: ¿Será éste el estado ideal del ser humano?.
Los dos primeros días, el placer por haberme liberado fortuitamente de los diablillos con los que trabajo me produjo una sensación de libertad inconmensurable, como si me hubiesen dado la condicional después de años en una cárcel turca y estuviese disfrutando de unos días de relax en alguna playa caribeña. Ir cojeando era sólo un pequeño detalle sin importancia.
Ahora, después de siete largos días, comienzo a añorar mis clases y procuro convencerme de que el dolor no es tan intenso y que, seguramente, ya podría trabajar evitando ciertos movimientos y acrobacias. Parece ser que no soy tan libre así, me siento como “inútil” en una sociedad en la que trabajar es el único reflejo de productividad. Y aquí me surge la segunda cuestión: ¿Me gusta realmente mi trabajo?, ¿Quiero volver porque lo extraño realmente o por esa milonga que nos contó Marx de que el trabajo dignifica?, ¿si no trabajo no sirvo?, ¿se puede ser feliz sin trabajar?....
Lo positivo de todo esto es que ahora tengo tiempo para hacerme esas preguntas, eso es mucho más valioso que llegar a una respuesta… Lo bueno no es responder, sino hacerse preguntas. Esa es la prueba más inequívoca de libertad, plantear la duda.
A través de las preguntas podremos descubrir lo que es realmente valioso para nosotros y esa es la clave para disfrutar de una vida con sentido.
Valioso proviene de “valores”. Los valores forman parte de nuestra esencia única e individual, nos definen, nos identifican y representan. Si nuestras elecciones cotidianas reflejan estos valores, nuestra vida será más plena, adquirirá un mayor sentido y seremos más fuertes frente a la adversidad.
Vivir en la naturaleza, tener una familia unida, aprender durante toda la vida, divertirse trabajando, alcanzar una conexión íntima con los demás…pueden ser algunas de las formas de expresar nuestros valores en la vida cotidiana.
Si perdemos de vista estas preferencias, poco a poco olvidaremos nuestros referentes de lo que es una “buena vida” para nosotros, y entonces nuestro día a día correrá el riesgo de convertirse en una agotadora sucesión de deberes y obligaciones sin sentido.

Ya hablé en una ocasión del “coaching”, incluido en mi vida gracias a Pedro. Pues una buena manera de practicarlo y continuar el camino de crecimiento personal consiste en identificar nuestros valores y establecer cómo actualizarlos en la vida cotidiana. Se trata de sacar a la luz los que nos mueven profundamente y hacen que levantarse cada mañana merezca la pena.
La Seguridad Social puede demandarme por esto. Asumiré el riesgo… Animo a todos y a todas a “pillarse una baja” para reflexionar sobre todo esto y ser un poquito más felices día a día.
Si alguien no sabe cómo hacerlo, que se ponga en contacto conmigo y le contaré encantada cómo me hice esta ciática, incómoda pero útil para mi salud mental.

jueves, 15 de noviembre de 2007

PROTESTA POR EL CAMBIO CLIMÁTICO

Hoy 15 de Noviembre de 2007, se ha convocado a todo el mundo para que, de 20:00 a 20:05 horas, hagamos un apagón en protesta por el cambio climático, que consiste en no hacer ningún gasto de energía electrica durante ese periodo de tiempo. ACTUEMOS YA